27 nov 2012

IR A POR CANGUROS Y.... / GOING FOR KANGAROOS AND..


El verano se va acercando poco a poco, entre días nublados y otros que amenazan con derretirte si te quedas mucho tiempo al sol. Nubes violáceas se apoderan del cielo y oscurecen la actividad de la ciudad, derraman toneladas de granizos y desaparecen con la misma velocidad con que vinieron.

Mientras, los muelles de Western Australia van recibiendo descomunales piezas de maquinaria y vehículos destinados a la industria minera. Sobre los contenedores de mercancía, asoman inmensos neumáticos de varios metros de altura; los carriles de las autopistas son bloqueados por enormes piezas de maquinaria que ruedan lentamente hacia la inmensidad de la Australia interior, en camiones adaptados para la ocasión. Oversize es una palabra que lees continuamente en las carreteras, referida a estas moles rodantes que ralentizan el tráfico antes de perderse en una nube de polvo rojo camino de las entrañas de la tierra.

A la vez que esto sucede, multitud de seres de talla radicalmente opuesta, inician su actividad después del ciclo invernal. Reptiles e insectos hacen aparición en la vida cotidiana. Las serpientes reptan entre los matorrales, cruzan los caminos de arena que llevan a la playa y se dejan ver en los parques, entre ciclistas, parejas que pasean y deportistas que no ponen atención al furtivo movimiento entre las hebras de césped.

El gran momento ha llegado, y si, para estos animales significa el período de mayor actividad del año, para mí es una gran oportunidad de observar seres que jamás imaginé tener delante.

Como es el caso de uno de los insectos emblemáticos de Australia: Red Back. Es una araña de la familia de las viudas negras y de peligrosa picadura, que puedes encontrar en el marco de la puerta de la casa, en la terraza o en cualquier rincón donde pueda establecer su red de acecho. En este caso estaba en una de las sillas de la terraza, con su brochazo rojo en el dorso (de ahí el nombre) como avisando de su peligrosidad.

Red Back

Cambiando de tercio... (un poco al menos).

Hace meses, estuve en Yanchep, un Parque Nacional al norte de Perth. Es un buen sitio para dibujar canguros, pero son tan confiados que no representan una experiencia como cuando observas una especie en su hábitat.

En esta ocasión he vuelto a Yanchep pero mucho más al norte, alejado de la zona turística, donde la carretera se anima a ascender y asoma frente a un sugerente valle poblado de eucaliptos, banksias y otros árboles que todavía no he conseguido conocer. Mi buena amiga Gabriela Petrovajova, no había visto los canguros y, aunque en primera instancia íbamos a ver los del Parque, decidimos intentar verlos donde no parecieran animales de zoológico.

Fue una gran decisión. Aparte de descubrir una especie de cuco que no había observado aún, la tarde nos deparó un inesperado encuentro.

Los canguros aparecieron pronto, a lo lejos al principio, pero logramos acercarnos lo suficiente para sacar algunas fotos y observarlos perfectamente con los prismáticos. Pequeños grupos de Grey Western Kangaroo trotaban entre los claros del bosque como duendecillos saltarines que jugasen al escondite con nosotros. Los pequeños, más nerviosos, iniciaban repentinas carreras que duraban unas pocas decenas de metros pero que servían para disfrutar de esa peculiar forma de correr que tienen, como si un poderoso muelle los elevase sobre sus patas traseras sin aparente esfuerzo por parte del animal. 

Viéndolos correr, no te parece estar viendo a un mamífero, te da la sensación de observar a un animal arcaico, una forma de vida que no ha seguido el curso evolutivo con el resto.

En esas estábamos, acercándonos despacio e intentando no seguir una ruta directa hacia ellos, cuando nos adentramos en una zona de tocones de árbol, alrededor de los cuales se acumulaban restos de ramas y hojarasca. La tonalidad general era un precioso ocre que con el devenir de la tarde se iba tostando lentamente, las pocas briznas de verde quedaban apagadas entre el esplendor de los amarillos y los tonos tierra. Entonces, de entre esa paleta terrosa, iniciando una retirada discreta, despacio y sinuosa, una hermosa serpiente de cerca de dos metros de longitud se deslizó entre la hojarasca esquivando nuestra trayectoria. De no haberse movido no nos hubiéramos percatado de su presencia, pero decidió eludir el encuentro y separarse unos metros. Ni qué decir tiene que el encuentro fue emocionante. La serpiente avanzó unos dos metros y se detuvo entre la hierba seca.

De un ocre intenso, con una tonalidad caqui, todo su cuerpo estaba moteado de pequeñas escamas marrón oscuro, sin formar una dibujo definido. Lo único que pude descartar era que perteneciera al grupo de las pitones, porque su cabeza era cilíndrica, como una prolongación del cuerpo mientras que estas, tienen una cabeza triangular muy característica. Pero sin una guía de reptiles en la mano era difícil identificarla.

Dugite o Spotted Brown Snake.

La serpiente estuvo unos minutos observándonos. Luego, dio media vuelta y se perdió bajo la hojarasca del siguiente tocón. Nosotros todavía estuvimos un poco más mirando el hueco por donde se había marchado, inmensamente felices de haberla observado. Para mí, era la quinta especie de serpiente vista en Australia y posiblemente la que mejor experiencia me había reportado.

Al día siguiente, en la biblioteca de Fremantle, con varias guías de reptiles australianos pude ponerle nombre a nuestra serpiente: Dugite (Pseudonaja affinis). En este caso, la observación correspondía a una Spotted Brown Snake, que es el nombre que reciben las Dugite con esta coloración moteada. Las hay también con la cabeza negra, con una coloración muy parecida a Tiger Snake (de las que les hablé en una entrada anterior en este blog), y algunos patrones más.

Ahora continúa este tiempo caluroso que promete un sinfín de nuevas observaciones. La próxima escapada será a las colinas de Guilford a intentar observar a la mayor rapaz de Australia, Wedge-Tailed Eagle (Aquila audaz). Mientras, seguiremos atentos a todo lo que se mueva.

Un saludo

Fran Torrents

3 comentarios:

josé luis dijo...

Hola, Fran. Me alegra ver tus trabajos y conocer esas maravillosas experiencias por tierras tan exóticas. Un blog lleno de vida y amor a la Naturaleza. Te felicito y espero seguir conociendo tu obra y tus andanzas.

Abrazos

Lola Fontecha dijo...

Y nosotros a todo lo que escribas uauuuuuuuu... se vive paso a paso, quiero confesar que sentí miedo con la araña jejejejeje. Un besazo y de nuevo gracias

Anónimo dijo...

Muchas gracias y enhorabuena por el blog.

Os dejo un enlace que he encontrado con un gran descuento para una colección de Nat. Geograp.

http://bit.ly/ngfebng

Un saludo