Por segunda vez consecutiva he tenido que suspender el viaje
en coche desde Darwin hasta Perth. El susodicho se queda en venta en Darwin y
yo me subo a un avión para volver a la capital del oeste australiano. Me queda
la pena por no haber realizado un trayecto apasionante que en distancia, hubiera sido
comparable a bajar desde el norte de Polonia hasta Cádiz.
Pero como a mal tiempo hay que ponerle buena cara, he
disfrutado lo mejor que he podido del trayecto, y esta vez, sí que saqué fotos
del corazón de este inmenso país. He podido observar sus venas rojas y las
grietas de su piel como si me hubiesen elegido para realizarle una operación a
corazón abierto. Ríos secos, lagunas saladas y billabongs rojos, amarillos y
verdes como verdaderos oasis en medio de la nada.
Desde que abandonamos la cubierta verde de los deltas del
norte, nos adentramos en un desierto gris que apenas dejaba entrever formas ni
colores, como una zona neutra que te fuera preparando para lo que te esperaba.
Y llegó.
La primera impresión fue el recuerdo de un cuadro en un
museo de Lanzarote. Los rojos y ocres se mezclaban con profundos pardos y
negros formando figuras que podrían estar firmadas por el genial artista que impulsó la conservación de la naturaleza en Canarias. Como imaginarán, me refiero a César
Manrique. Ignoro si alguna vez estuvo en Australia, aunque por lo que he leído, creo que no me
equivoco si aventuro que no lo hizo.
Vistas del continente rojo. En la segunda puede observarse un solitario billabong, como un oasis dispuesto a apagar la sed de los solitarios animales del desierto. |
En cualquier caso, creo que si Manrique hubiese visto estos
desiertos, estos colores tan cercanos a su espesa paleta, habría reconocido
entre sus pliegues a las musas que le llevaron a materializar en su obra, la
grandeza material y pictórica de la piedra en su más cruda expresión; tal vez,
hubiese hermanado artísticamente a islas tan desmesuradamente dispares como
Lanzarote y la inmensa Australia; tal vez hubiese elevado un canto por encima
de todas las fronteras erigiéndose en embajador de todos los rincones de este
planeta; tal vez, en un alarde de imaginación (el mío) su obra hubiese servido
para superar distancias y Australia, metafóricamente, no quedaría tan lejos.
Tal vez, pero mientras divago, el desierto de coladas rojas y negras, ha dado paso a un inmenso desierto
amarillento cuyas dunas kilométricas apuntan todas hacia el oeste. Se trata del Great Sandy Desert, enorme masa de arena que separa Broome del resto de Western Australia por una barrera de más de 300 kms.
Después del desierto, más llanuras rojas, rizadas, lisas,
con pequeñas sierras alargadas que apenas hacen sombra bajo el implacable sol
austral. Y en medio de todo eso, de repente una línea como marcada con una
herramienta de delineante, nos recuerda que el ser humano también ha llegado
aquí. Con su incuestionable capacidad de expansión, también ha llegado al
desierto, a cientos de kilómetros de la costa, el agua y las comodidades, y ha
hurgado y encontrado metales preciosos, minerales básicos y otros materiales
que convierten a Australia en un país rico y autosuficiente en muchos aspectos.
Las minas se abren en el terreno como vaciados de un
escultor obsesionado por las escaleras. Y se pierden entre sus propias sombras,
peldaños de gigante que numerosas hormigas se afanan cada día por arañar y
perforar un poco más.
Desde la distancia, desde la perspectiva de un turista, resultan hasta atractivas, como heridas a las que el azar hubiese conferido una belleza especial.
Pero todo pasa, y el desierto también se acaba. Lo avisan
las primeras parcelas cuadriculadas, los caminos y carreteras cada vez más
desarrollados y definidos. Pronto, las primeras manchas verdes y, entre ellas o
más bien dicho antes que ellas, una especie de lagos salados, de color marfil,
desvaídos y lechosos despiden a la Australia salvaje para que te adentres en el
vergel que rodea al Swan River, nexo entre la ciudad de Perth y la coqueta
Fremantle, que es donde voy a establecer mi residencia hasta que termine los
estudios que pronto comenzaré.
Ahora termina esta primera etapa en Australia. Han sido dos meses de descubrimientos diarios, nuevas amistades, me he adentrado en la particular cultura anglosajona de los aussies, me he impregnado de su calma y he despedido sin liquidación a algunos fantasmas que se creían con derecho a acompañarme allá donde fuera. En este tiempo, he comenzado a cogerle el pulso a este continente que amenaza con atraparme por mucho tiempo y el futuro se asoma a la esquina tendiéndome la mano.
La próxima etapa,
marcada por horarios y horas de estudio será posiblemente menos intensa. La naturaleza
quizás pase a un segundo plano, pero espero que las vivencias humanas suplan
con creces este discreto alejamiento que me veo obligado a realizar.
En cualquier caso, seguiré buscando el lado positivo, la
manera entusiasta de contar lo que vaya descubriendo, y espero que ustedes
sigan leyendo con la misma fidelidad lo que publique.
Vista de Swan River con Perth y Fremantle al fondo. Los edificios cerca del río, son el centro financiero de Perth, como pueden ver, el resto se una extensa masa de casas terreras. |
Gracias por estar ahí.
Fran Torrents
9 comentarios:
Impresionantes fotos. Parece que la Tierra se ha puesto la piel del revés.
Te deseo mejor para esta nueva vida. Sigue contándonos. Un abrazo.
Apasionante entrada,
muchas gracias y buena suerte.
Es maravilloso levantarse por la mañana y leer algo así. Es de esas lecturas que cargan las pilas con las que cada jornada me dispongo a "vivir" un día nuevo, en esta mi pequeña y hermosa isla.
Muchas gracias Fran por compartir tu "vivir". Un fuerte abrazo.
(Soco Alonso)
Un placer haber compartido viaje contigo, gracias por haber compartido.
Hola hermano, la verdad es que estos paisajes son toda una revelación, observarlos es descubrir arte en su estado más puro, una artista esta madre tierra nuestra!!!!
Disfruta y aprende, que estas oportunidades no suelen aparecer a menudo.
Cuídate e infórmanos!!!
.. dan ganas de subir a un avión, con el cuaderno de dibujo y las acuarelas, .. y aprovechar que la naturaleza nos da parte del trabajo ya hecho, porque realmente son verdaderas obras de arte, moldeadas poco a poco por la naturaleza, preciosas fotos Fran. Gracias por compartir tu periplo por tierras Australianas. Saludos !!!!
Gracias a todos, seguiré exprimiendo esta aventura, el día a día urbano también tiene muchos alicientes..
Un abrazo y sigan a la escucha :)
Fran Torrents
Hola compadre, tus fotos me recuerdan las maravillosas imágenes aéreas de Hector Garrido (Chiqui) tomadas en sus vuelos sobre las marismas del Guadalquivir y publicadas en el libro "Fractales".
Seguimos atentos a tu periplo australiano
Sin dudas las imágenes son verdaderas obras de arte, por eso quisiera poder obtener Pasajes Baratos para poder llegar a Sidney de una forma practica y sobre todo económica
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