20 ago 2012

LA TIGRESA Y LAS OSCURAS GOLONDRINAS



Julio 2012, Perth WA.

Visto el título, alguno se pensará que voy a entrar en detalles escabrosos de mi estancia en Australia o que me he aficionado de pronto al cine asiático, tan prolífico en títulos de este tipo. Nada más lejos de la realidad. En los próximos párrafos entenderán el porqué de este encabezado tan enigmático.

Cuando empecé las clases, el ritmo de vida que llevaba hasta entonces en Australia cambió completamente: horarios definidos, madrugones, clases y horas de repaso se erigieron en las directrices de mi tiempo, marcando el compás de las salidas y recordando, siempre que comenzaba a dejarme ir, el sinfín de obligaciones que me esperaban. Saliendo a las tres de la Escuela de Idiomas y con el sol cayendo a eso de las cinco y media, poco margen me quedaba para visitas a espacios naturales.

Lo adelantaba en la última entrada y así ha ocurrido, pero este país se vuelve a mostrar generoso ofreciendo un importante número de rincones que, inmersos en la vida urbana y perfectamente camuflados entre urbanizaciones, carreteras y el trasiego de gente que diariamente hace su vida cerca, reservan la vida natural para quien quiera disfrutarla.

Así, buscando en el mapa, comencé a hacer recuento de cuantos lagos, lagunas y pequeñas charcas se encontraban cerca del itinerario que diariamente realizaba.

Y comenzaron las sorpresas.

Como estoy estudiando en Scarborough, en la costa al noroeste de Perth, busqué directamente en el trayecto hasta Fremantle y encontré el lago que me había comentado un compañero de clase: Lake Monger. Me las prometía felices,  un lago bastante grande, con un paseo que lo circunvala… pero en el camino de éste, el lago Herdsman me paró en seco. Es una formación circular donde se combinan varios lagos de distintos tamaños con senderos, isletas y zonas de hierba rasa con otras de tupida vegetación. Pues bien, fue enfocar el telescopio y comenzar a descubrir especies que no había observado todavía.

Estaban el porrón australiano, un pato buceador marrón oscuro. El macho tiene el iris del ojo blanco y destaca tremendamente desde lejos. También estaba la malvasía australiana, otro pato marrón con cola corta y enhiesta y el pico azul, y un dormidero de espátulas de pico amarillo y golondrinas, cisnes negros y unas cuantas especies más.

Por cierto, tengo que corregir cierta información que incluí en una de las primeras entradas sobre Australia: cuando hablé de que el cisne negro ya solo se encontraba en pequeños grupos en el río, lo hacía basándome en el comentario de una señora mayor, que me lo explicaba así. Ahora he tenido la grata sorpresa de verlos en grupos de cincuenta ejemplares e incluso más, por lo que es posible que, aunque esta señora en su juventud viera más cisnes en el río, la especie no esté en el peligro que me hacía pensar con su comentario. En cualquier caso es una corrección para bien y a mí me causa una tremenda alegría tener que hacerla.

Muchas veces, la gente habla desde el corazón sin tener en cuenta que su información puede ser tenida muy en serio. En este caso, esta señora me contó su experiencia basada en sus recuerdos y seguramente no tiene en la actualidad las referencias necesarias para hacer ese tipo de valoraciones. O realmente lo que yo he visto, aún pareciéndome impresionante no es sino un vestigio del esplendor de la población de cisnes negros… Si algún día lo descubro lo compartiré aquí y todos nos enteraremos.

Volviendo al lago Herdsman, todas estas especies eran una invitación a recorrer el lago, cosa que no podía hacer en una tarde teniendo tan pocas horas de luz, pero me di un corto paseo para ir tomándole la medida y plantear futuras visitas.

En este paseo, después de identificar una especie de golondrina (Welcome swallow*), estaba absorto con sus vuelos, idas y venidas, pasadas rasantes sobre la superficie del lago hasta que, en un momento dado, observé que un grupo numeroso se afanaba en atacar algo sobre la hierba. El comportamiento me pareció sumamente extraño, recordaba a las  gaviotas cuando se abalanzan sobre restos de comida en el suelo o cuando alguien penetra en sus colonias de cría e intentan expulsarlo a base de pasadas intimidatorias; pero nunca lo había observado en golondrinas.

Para enterarme de lo que pasaba, enfoqué el telescopio hacia allí y descubrí que, lo que tan afanosamente intentaban ahuyentar las golondrinas, era una hermosa culebra, con la zona ventral amarillenta y el dorso de un pardo ambarino muy brillante, dando la impresión de estar recién salida del agua. No podría asegurarlo pero creo que el metro de longitud lo superaba con creces. 

Y lo curioso es que estaban consiguiendo incordiarla lo suficiente para que se alejara de allí. Aún no he entendido el porqué de esa actitud por parte de las golondrinas, tal vez esta serpiente sea capaz de trepar hasta sus nidos y sea uno de sus predadores potenciales. La cuestión es que entre todas consiguieron que se marchase hacia zonas de vegetación más tupida.

Después de que se hubo ido, seguí con mis observaciones, contento de haber observado una cuarta especie de serpiente y deseoso de identificar en una guía la especie exacta. Al poco se me acerca una pareja de viejecillos que andaban haciendo ejercicio por allí y entablan conversación sobre el telescopio, de donde vengo y esas cuestiones comunes entre las personas que se encuentran por primera vez.

Al rato de estar hablando les comento lo de la serpiente. Se los dije, con el entusiasmo de compartir esa observación, pero, consciente de que mucha gente tiende a eliminar a todo bicho de apariencia peligrosa, les dije con mi mejor intención:
“Pero tranquilos que es una especie inofensiva, una culebrita….”

Entonces el viejecillo se me acercó un poco más y sonriendo me dijo: "¿Amarilla por debajo y marrón por encima me decías? – por la expresión socarrona de su cara comencé a temerme que sabía de lo que estaba hablando. Me da una palmada amistosa en el hombro y me suelta - También puede ser negra por encima, es una Tiger snake, una de las cinco serpientes más peligrosas del mundo.”

La cara debió quedárseme a cuadros porque la viejilla también se echó a reir.  Luego se fueron sonrientes y saludando con la mano. Ella todavía tuvo el sentido del humor de pararse y decirme desde lejos: “Cuidado con las serpientes” y allí me quedé yo, de enterado diciéndole a los habitantes de la zona, qué especies eran o no peligrosas…

Posteriormente, a medida que he ido conociendo el lago, he encontrado numerosos carteles avisando de su presencia. 

Me encanta esta sensación de saber que la vida salvaje, aún pudiendo suponer un peligro para las personas, se gestiona de manera tan civilizada. Realmente si nos organizamos un poco hay espacio para todos.

Un saludo y disculpen la tardanza

Fran Torrents

1 comentario:

Lola Fontecha dijo...

No me disculpo yo por no haber entrado antes, gracias por compartir viaje y sonrisa, aun con el miedo de pensar que habría podido suceder jejejejeje.