Julio 2012, Perth WA.
Visto el título, alguno se pensará que voy a entrar en
detalles escabrosos de mi estancia en Australia o que me he aficionado de
pronto al cine asiático, tan prolífico en títulos de este tipo. Nada más lejos
de la realidad. En los próximos párrafos entenderán el porqué de este
encabezado tan enigmático.
Cuando empecé las clases, el ritmo de vida que llevaba hasta
entonces en Australia cambió completamente: horarios definidos, madrugones,
clases y horas de repaso se erigieron en las directrices de mi tiempo, marcando
el compás de las salidas y recordando, siempre que comenzaba a dejarme ir, el
sinfín de obligaciones que me esperaban. Saliendo a las tres de la Escuela de
Idiomas y con el sol cayendo a eso de las cinco y media, poco margen me quedaba
para visitas a espacios naturales.
Lo adelantaba en la última entrada y así ha ocurrido, pero este país se vuelve a
mostrar generoso ofreciendo un importante número de rincones que, inmersos en
la vida urbana y perfectamente camuflados entre urbanizaciones, carreteras y
el trasiego de gente que diariamente hace su vida cerca, reservan la vida
natural para quien quiera disfrutarla.
Así, buscando en el mapa, comencé a hacer recuento de
cuantos lagos, lagunas y pequeñas charcas se encontraban cerca del itinerario
que diariamente realizaba.
Y comenzaron las sorpresas.
Como estoy estudiando en Scarborough, en la costa al
noroeste de Perth, busqué directamente en el trayecto hasta Fremantle y
encontré el lago que me había comentado un compañero de clase: Lake Monger. Me
las prometía felices, un lago
bastante grande, con un paseo que lo circunvala… pero en el camino de éste, el
lago Herdsman me paró en seco. Es una formación circular donde se combinan
varios lagos de distintos tamaños con senderos, isletas y zonas de hierba rasa
con otras de tupida vegetación. Pues bien, fue enfocar el telescopio y comenzar
a descubrir especies que no había observado todavía.
Estaban el porrón australiano, un pato buceador marrón
oscuro. El macho tiene el iris del ojo blanco y destaca tremendamente desde
lejos. También estaba la malvasía australiana, otro pato marrón con cola corta
y enhiesta y el pico azul, y un dormidero de espátulas de pico amarillo y
golondrinas, cisnes negros y unas cuantas especies más.
Por cierto, tengo que corregir cierta información que incluí
en una de las primeras entradas sobre Australia: cuando hablé de que el cisne
negro ya solo se encontraba en pequeños grupos en el río, lo hacía basándome en
el comentario de una señora mayor, que me lo explicaba así. Ahora he tenido la
grata sorpresa de verlos en grupos de cincuenta ejemplares e incluso más, por
lo que es posible que, aunque esta señora en su juventud viera más cisnes en el
río, la especie no esté en el
peligro que me hacía pensar con su comentario. En cualquier caso es una
corrección para bien y a mí me causa una tremenda alegría tener que hacerla.
Muchas veces, la gente habla desde el corazón sin tener en
cuenta que su información puede ser tenida muy en serio. En este caso, esta
señora me contó su experiencia basada en sus recuerdos y seguramente no tiene
en la actualidad las referencias necesarias para hacer ese tipo de
valoraciones. O realmente lo que yo he visto, aún pareciéndome impresionante no
es sino un vestigio del esplendor de la población de cisnes negros… Si algún
día lo descubro lo compartiré aquí y todos nos enteraremos.
Volviendo al lago Herdsman, todas estas especies eran una
invitación a recorrer el lago, cosa que no podía hacer en una tarde teniendo
tan pocas horas de luz, pero me di un corto paseo para ir tomándole la medida y
plantear futuras visitas.
En este paseo, después de identificar una especie de
golondrina (Welcome swallow*), estaba absorto con sus vuelos, idas y venidas,
pasadas rasantes sobre la superficie del lago hasta que, en un momento dado,
observé que un grupo numeroso se afanaba en atacar algo sobre la hierba. El
comportamiento me pareció sumamente extraño, recordaba a las gaviotas cuando se abalanzan sobre
restos de comida en el suelo o cuando alguien penetra en sus colonias de cría e
intentan expulsarlo a base de pasadas intimidatorias; pero nunca lo había
observado en golondrinas.
Para enterarme de lo que pasaba, enfoqué el telescopio hacia
allí y descubrí que, lo que tan afanosamente intentaban ahuyentar las
golondrinas, era una hermosa culebra, con la zona ventral amarillenta y el
dorso de un pardo ambarino muy brillante, dando la impresión de estar recién salida del agua. No podría asegurarlo pero creo que el
metro de longitud lo superaba con creces.
Y lo curioso es que estaban
consiguiendo incordiarla lo suficiente para que se alejara de allí. Aún no he entendido el porqué de esa actitud por parte de
las golondrinas, tal vez esta serpiente sea capaz de trepar hasta sus nidos y
sea uno de sus predadores potenciales. La cuestión es que entre todas
consiguieron que se marchase hacia zonas de vegetación más tupida.
Después de que se hubo ido, seguí con mis observaciones,
contento de haber observado una cuarta especie de serpiente y deseoso de
identificar en una guía la especie exacta. Al poco se me acerca una pareja de
viejecillos que andaban haciendo ejercicio por allí y entablan conversación
sobre el telescopio, de donde vengo y esas cuestiones comunes entre las
personas que se encuentran por primera vez.
Al rato de estar hablando les comento lo de la serpiente. Se
los dije, con el entusiasmo de compartir esa observación, pero, consciente de
que mucha gente tiende a eliminar a todo bicho de apariencia peligrosa, les
dije con mi mejor intención:
“Pero tranquilos que es una especie inofensiva, una
culebrita….”
Entonces el viejecillo se me acercó un poco más y sonriendo
me dijo: "¿Amarilla por debajo y marrón por encima me decías? – por la expresión
socarrona de su cara comencé a temerme que sabía de lo que estaba hablando. Me
da una palmada amistosa en el hombro y me suelta - También puede ser negra por
encima, es una Tiger snake, una de las cinco serpientes más peligrosas del
mundo.”
La cara debió quedárseme a cuadros porque la viejilla
también se echó a reir. Luego se
fueron sonrientes y saludando con la mano. Ella todavía tuvo el sentido del
humor de pararse y decirme desde lejos: “Cuidado con las serpientes” y allí me
quedé yo, de enterado diciéndole a los habitantes de la zona, qué especies eran
o no peligrosas…
Posteriormente, a medida que he ido conociendo el lago, he encontrado numerosos carteles avisando de su presencia.
Me encanta esta sensación de saber que la vida salvaje, aún pudiendo suponer un peligro para las personas, se gestiona de manera tan civilizada. Realmente si nos organizamos un poco hay espacio para todos.
Un saludo y disculpen la tardanza
Fran Torrents
1 comentario:
No me disculpo yo por no haber entrado antes, gracias por compartir viaje y sonrisa, aun con el miedo de pensar que habría podido suceder jejejejeje.
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