El territorio del norte me ha brindado la ocasión de conocer un montón de nuevas especies, tanto de aves como de reptiles y anfibios. Esta tierra rebosa de vida.
Le he cogido especial cariño a los atardeceres. Entre soberbias puestas de sol, impactantes y coloridas como si un imaginario pintor desease acabar de una vez por todas con los colores de su paleta, me he pasado horas viendo el trajín de bandos de cacatúas, cotorras e íbises que vuelan en busca de sus dormideros. Las primeras en desordenada formación, ruidosas hasta la exageración, los últimos, en clásica formación en V disciplinados y ahorrativos, sin titubeos.
Entre ellos, erráticas rapaces cruzan sus siluetas oscuras contrastadas por las formas blancas de las Little Corellas, pequeñas cacatúas blancas que recuerdan volando el movimiento de las garcillas bueyeras. Si tienes suerte, en este marco dinámico aparece la cigüeña de pico negro o Jabiru como lo conocen aquí, con sus rojas patas estiradas tras la cola, el pico, cabeza y cuello verde oscuro y un distintivo dibujo en blanco y negro en el paño de sus alas extendidas.
Si además, has sido previsor y te has apostado cerca de una pequeña laguna, puedes disfrutar del ajetreo de los patos, garzas y espátulas que engullen los últimos bocados del día. Comienzan los movimientos del Martinete australiano, pequeña garza nocturna que se mueve a gusto a partir del crepúsculo y los pajarillos, se dan los últimos baños de tierra en la rojiza pista aledaña. Y todo esto, a pocos kilómetros del último núcleo habitado.
De hecho, cualquier pista de tierra en la que he avanzado unos pocos cientos de metros han sido verdaderos filones para observar paseriformes (pajarillos pequeños). Desde el Crimson Finch, un pequeño pinzón de larga cola afilada y color carmín intenso, preciosa imagen comiendo semillas balanceándose en una espiga, hasta oropéndolas verdes con el pico rojo que emiten un sonido tan extraño que me costó asociarlo a un pájaro tan bonito.
En estos días he disfrutado de bocetar a lápiz, aquí les muestro algunos de los previos a las láminas definitivas. En este caso, esta Avefría ya la publiqué en una de las últimas entradas, pero puede resultar gráfico, observar el origen de los dibujos definitivos.
Una tarde tuve la suerte (o la desgracia, porque los mosquitos se dieron un banquete conmigo) de localizar un dormidero de Milanos silbadores. Llegó a haber siete milanos juntos en un árbol, y al rato, las cacatúas negras de cola roja llegaron con sus estruendosos cánticos y ocuparon un árbol cercano. Eran solo dos, pero aparentaban una multitud por la capacidad que tienen de armar revuelo.
Y... lo mejor de la tarde!!!!! Que hizo incluso que me olvidara de los mosquitos, los milanos y las cacatúas..... Tachánnnnnnn!!!!!!!!
Estaba tomando apuntes de los milanos con el telescopio y escuché un ruido en la maleza a unos treinta metros detrás de mí. Cogí los primáticos y antes de ponérmelos ante los ojos, descubrí una mirada curiosa y tranquila que me observaba entre las hierbas amarillentas: EL DINGO!!!!!!, esa especie entre el perro y el lobo que se calcula fue introducido desde Indonesia hace unos 4000 años. Un ejemplar de pelaje ocráceo perfectamente camuflado entre la hierba seca. Me miró unos segundos y con absoluta tranquilidad dio la vuelta y desapareció.
Un momento inolvidable que me transportó por unos instantes a la sabana africana, a la aparición de los grandes mamíferos entre acacias y espinos...
También he pasado largos ratos en pequeñas lagunas, que en esta zona hay muchísimas, observando y bocetando patos, algún Martín pescador y lo que se ha puesto delante.
Wandering Whistling-Duck en Marlow Lagoon. |
Forest Kingfisher a partir de sketchs tomados en Marlow Lagoon. |
A última hora de ayer, sábado, cuando volvía de visitar el Mary River National Park, me encontré con una desagradable sorpresa. El bicho más simpático y al que había podido observar en los alrededores de la casa varias veces, Tawny Frogmouth, había recibido un golpe, posiblemente de un coche y andaba desorientado por la pista de entrada.
Al principio no me di cuenta y pensé que andaba tras una presa, pero cuando intenté avanzar y vi que no se apartaba decidí que debía echarle un vistazo. Se dejó coger con una ligera amenaza de su bocaza abierta. Inofensiva porque no tiene ni pico afilado que clavarte, ni fuerza en el pico para presionarte pero es su estrategia de defensa....
Bueno, posiblemente en pocos días abandone este territorio, al menos temporalmente. Ya veremos qué nos depara en el futuro esta singladura australiana. Nos vemos en la próxima entrada.
Mucha suerte.
Fran Torrents.
8 comentarios:
Que buenos apuntes! le has pillado la expresión perfectamente a esa avefría australiana. Buen viaje!! UN abrazo
Gracias Jose, están saliendo cositas curiosas....
Un abrazo
Fran
Se lee y se vive.... gracias de nuevo, me has recordado la única vez que vi el lince y sin buscarlo... Disfrutaba del último día de vacaciones allá por el verano de 2010 de mi amada Sierra de Andújar en la tranquilidad del Río Jándula... me monté en el coche para marchar a mi Ciudad y cinco minutos después creo que vino a despedirse.... me miro largo rato y se dio la vuelta tranquilamente... una gozada de experiencia. Hoy si has compartido dibujos, gracias. Disfruta lo que te queda y seguro que volverás. Un abrazo Fran
Gracias Lola, entiendo lo que cuentas, esas sensaciones es difícil contarlas si no has vivido algo parecido. Me alegro de que hayas visto al lince, yo todavía lo tengo pendiente... tendré que volver por esa península.
Un abrazo y gracias por seguir esta modesta travesía.
Fran
Que buenas sensaciones al leer tus textos! Consigues que sea lo más parecido a estar allí. Besos
Me alegro Sandra, dentro de poco publicaré un resumen de esta primera parte del viaje.
Un abrazo
fran
Felicidades Fran, un trabajo cojonudo. Muy interesante y muy bien hecho. Me recuerdas a los exploradores ingleses del s. xix...envidia sana que le entra a uno. Un abrazo.
Gracias Alfonso, es una de las comparaciones más emocionantes que me han hecho, un abrazo
Fran
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